El origen del cinturón y su historia
La historia del cinturón es de lo más curiosa y sorprendente. Un complemento de la vestimenta, que podemos encontrar elaborados de gran cantidad de materiales, pero no siempre ha sido de este modo.
El origen del cinturón lo encontramos en el capítulo 3 del Génesis. Se lee que cuando Adán y Eva se dieron cuenta de que habían pecado tejieron con hojas de higuera una especie de cinturón con que cubrir sus vergüenzas. El cinturón fue, así también, lo primero que vistió la especie humana.
Si hablamos de historia, el uso del cinturón está documentado desde la edad de bronce, es decir, entre el 3000 a.C. y el 1200 a.C. Desde ese entonces tanto hombres como mujeres, según las modas lo han ido utilizando más o menos según sus necesidades o sus gustos estéticos.
Origen del cinturón en la antigua Grecia
En la antigua Grecia el cinturón ceñía la túnica, prenda que rara vez se dejaba suelta porque impedía andar cómodamente. También se solía recoger la túnica con un cinturón oculto y utilizar un segundo cinturón con hebilla más decorativo.
Su utilidad material se veía sobrepasada por su simbolismo. En la mitología, tanto dioses como diosas utilizaban el cinturón, por lo tanto se desarrolló la tendencia de llevar cinturón.
En los medios aristocráticos las damas griegas realzaban su esbeltez con cinturones anchos que diseñaban sus caderas, aunque algunas lo hacían para parecer más delgadas, ya que la gordura en exceso no estaba muy bien vista.
Esta prenda se volvió tan popular también porque las mujeres escondían secretos de amor, cartas y regalos de amantes, perfumes, elixires, venenos y más, en los cinturones interiores.
Evolución y datos sobre el cinturón
Desde comienzos de la Edad Media hasta el siglo XV, el cinturón fue prenda obligatoria en el traje civil y militar, así como insignia de la caballería andante.
Cuando en el siglo XII, se modificó por completo el traje del hombre, el brial se ciñó al talle con un estrecho cinturón. Las mujeres por otro lado, sólo lo utilizaban como adorno. Además, estaba prohibido por ley llevar cinturón a las mujeres de dudosa reputación.
Los cinturones de pasamanería y apliques dorados estuvieron de moda en el siglo XV: de ellos se colgaban llaves, escarcelas o bolsas y cuchillos.
Las viudas dejaban sobre la tumba del esposo su cinto de casada, mostrando así el respeto al marido muerto, publicando la promesa de guardarle fidelidad y contenerse.
Los burgueses lucían relucientes cinturones de cuero del que colgaban sus bolsas; los escribanos colgaban de él el tintero y otros útiles del oficio.
En los siglos XVI y XVII el cinturón perdió importancia su uso, y en los siguientes siglos se redujo tanto que poco a poco fue relegado al uso de mujeres, quedando como prenda interior en el uso masculino.
Después en épocas más modernas como en los años 20, el hombre volvió a utilizar el cinturón asiduamente debido a los pantalones de los trajes.
En el siglo XXI tanto hombres como mujeres utilizamos el cinturón casi a diario tanto para sujetar los pantalones como para complementar las demás prendas.
En Clave XXI fabricamos hebillas personalizadas que se adaptan a ti y a tu cinturón, creando una prenda única y destacada. ¡Descúbrelas!
Si te ha gustado este artículo no dudes en visitar nuestro blog.